Lo sé todo puede sonar –y de hecho, considero que así es- como una frase muy arrogante; pero me atrevo a pensar que, para el caso de las enciclopedias juveniles editadas bajo este nombre, los editores quisieron reafirmar la amplitud de los conocimientos que en ellas se desplegaban. Éstos abarcaban desde física o descubrimientos químicos, hasta la Historia de la Moda, una de mis favoritas y mi placer culpable.
(¡Juana de Arco! ¡Uno de mis artículos favoritos!)
A diferencia de Naricita, donde los tomos eran uniformes, aquí cada uno tenía su propio color. No obstante este detalle moderno para la época, los volúmenes eran rigurosamente continuos; ya que temas tan complejos como la Historia del Mundo venían separados por épocas, que determinaban el orden de esta biblioteca juvenil.
Innumerables tardes pasé también con estos libros de colores, que seguían a los del Benteveo Amarillo en el plan de lectura de mi familia. Gracias a ellos, pude comprender mejor las causas y efectos en la historia
Sin ser tan amigables y literarios como Naricita, Lo Sé Todo también presentaba los artículos a lo largo de la enciclopedia con una narrativa menos pesada que la de las enciclopedias para adultos; por lo que su lectura era amigable. También pasé muchas tardes de sábado leyéndolos; pero la llegada de la adolescencia y el conocimiento del mundo de escritores como Saramago, JRR Tolkien y Gabriel García Márquez, me fueron llevando por otras aguas.
Me hiciste recordar mi niñez, también leí mucho en Lo Se Todo, me encantaba, La Biblia, Mitos y Leyenda, la Historia del vestido 🙂 eran una delicia!!!!!!!