Segundo día. Domingo 7 de octubre
Vinimos a Miami dejando algo entre el tintero: no tenemos abrigos. Es decir, abrigos que sean aptos para el otoño en el norte. Esto de vivir en un país tropical donde la temperatura es estable a lo largo del año tiene sus ventajas; y una de ellas es que no hay que tener ropa para cada estación. Pero, de otro lado, nuestra ropa no está muy bien adaptada al frío: las telas son livianas, nuestras prendas de abrigo no tienen forro y, siendo muy honestos, no tengo ninguna camisa de manga larga en mi clóset. Alrededor de un 60%, de hecho, no tienen mangas.
Con eso en mente, debíamos comprar abrigos en Miami. Así que fuimos a Dolphin. Empezamos honrando una tradición del lugar: comer en el chino de la plazoleta de comidas. Es rico, barato y nada saludable. Ideal para una tarde de compras!
Fuimos a Burlington, y encontramos los abrigos que necesitábamos. Telas que resisten el viento y la lluvia; interiores forrados y calientes, y capucha para proteger la cabeza. Perfectos.
No nos quedamos mucho más. Queríamos evitar antojos antes del viaje, y más bien comprar cuando ya hubiéramos viajado.
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